Cómo se acumula el radón en los edificios
El radón se puede filtrar en los edificios que estén construidos en suelos permeables y en zonas graníticas a través de grietas en el subsuelo, cámaras de aire de muros, soleras y muros en sótanos, conductos de saneamiento, forjados sanitarios, uniones de soleras o pavimentos en contacto con el suelo, muros perimetrales, espacios alrededor de cables, juntas de tuberías, sumideros, desagües, arquetas y otros elementos de saneamiento, pequeños poros en los muros construidos con bloques de hormigón huecos, etc.
Las edificaciones con deficiencias constructivas o muy antiguas tienen una mayor probabilidad de presentar concentraciones más elevadas de radón en su interior, debido generalmente a un peor aislamiento del terreno.
Las mayores concentraciones de radón se localizan en las plantas inferiores de los edificios, como en pisos bajos y sótanos, garajes subterráneos, bodegas, cuartos de calderas y otros espacios con nula o deficiente ventilación, pues la densidad del radón es superior a la del aire.
Determinadas zonas de España, situadas principalmente en Galicia, Extremadura, Castilla-León, Canarias y la Comunidad de Madrid, cuentan con un elevado contenido de gas radón en el subsuelo, por lo que presentan una mayor probabilidad de que se alcancen concentraciones más altas de dicho elemento en el interior de las edificaciones.
Además, hay que tener en cuenta que existen una serie de factores que pueden determinar la variación de las concentraciones de radón en los edificios:
- Tipología del terreno: los suelos graníticos presentan más uranio en su composición, lo que puede generar una mayor concentración de radón que en otros como los arcillosos o calcáreos. Además, si los suelos son permeables o porosos se facilita la salida del gas radón hacia el exterior.
- Aislamiento del suelo: la entrada de radón en el interior de las edificaciones depende en gran medida de las características de construcción de los elementos de separación y aislamiento entre la edificación y el terreno sobre el que se asienta.
- Materiales de construcción: algunos materiales empleados en la construcción (ladrillos cerámicos, yesos, hormigones, morteros de albañilería, etc.) contienen radio, descendiente directo del uranio, y contribuyen a la concentración total de radón en ambientes interiores.
Las concentraciones de radón que pueden encontrarse en los pisos superiores suelen estar relacionadas con los materiales de construcción.
- Utilización de aguas subterráneas: el uso doméstico de aguas procedentes de pozos o manantiales que discurren por terrenos graníticos también favorece que el radón entre en la vivienda a través de sumideros o desagües, o bien difundiéndose en el aire desde grifos y duchas.
- Variaciones climáticas: la concentración de radón puede oscilar debido a la influencia de factores climáticos como temperatura, presión, viento, lluvia o humedad relativa. Las mayores concentraciones de radón se suelen alcanzar en la época fría (otoño-invierno).
- Ventilación: la concentración de radón varía con la ventilación. En la época fría, cuando hay menos ventilación a través de puertas y ventanas abiertas, la concentración de radón puede aumentar. Una buena ventilación contribuirá a la disminución de la concentración de radón en interiores.
Hay que tener muy presente que la concentración de radón en una edificación puede diferir notablemente con la concentración de radón en la edificación contigua. Esto es debido a que tanto las características del terreno como los detalles de construcción pueden ser diferentes y dar como resultado que una edificación presente un alto nivel de gas radón y que en la edificación contigua ese nivel sea bajo.