Radón

Efectos del radón sobre la salud

El radón no es el mayor problema porque es un gas noble y no actúa sobre los tejidos. Son sus descendientes los causantes del daño pues quedan cargados eléctricamente y se adhieren a las partículas en suspensión que se encuentran en el aire, incluyendo el humo del tabaco. Al ser inhaladas, esas partículas se depositan en el tracto broncopulmonar pudiendo alcanzar las partes más profundas de éste. Allí siguen desintegrándose emitiendo partículas alfa de gran energía que dañan las células de estos tejidos.

Según el Manual de la OMS sobre el radón en interiores, el radón es la segunda causa de cáncer de pulmón en la población general después del tabaco, siendo la primera causa en no fumadores. La OMS estima que entre un 3 y un 14% de los casos de cáncer de pulmón a nivel mundial son atribuibles al radón residencial. De manera convincente, algunos estudios han demostrado que existe una asociación entre la exposición al radón en interiores y el cáncer de pulmón, incluso para los niveles de radón relativamente bajos que suelen existir en los edificios residenciales.

La mayoría de los casos de cáncer de pulmón relacionados con el radón están provocados por concentraciones de radón bajas o moderadas y no por concentraciones elevadas. La relación entre la dosis de radón y la respuesta a la dosis es de carácter lineal, lo que significa que el incremento del tiempo de exposición aumentaría la probabilidad de desarrollar un efecto adverso en la salud. Es decir, a mayor exposición mayor riesgo de padecer este tipo de cáncer.

El trabajo en lugares cerrados o subterráneos provoca también un mayor riesgo de cáncer de pulmón cuando existen concentraciones elevadas de radón en el interior. En el ámbito laboral, al igual que en el domicilio, la exposición puede mantenerse toda la jornada durante años, lo que supone un riesgo relevante.

 

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