Es el arte de proteger a las personas, a la naturaleza y a los bienes valiosos de los efectos de la radiación. Cuando se trata de las personas el objetivo es reducir el daño todo lo que sea posible con un coste razonable (criterio ALARA). Cuando se trata de los bienes valiosos como son las vasijas de los reactores, sus componentes internos, un cable superconductor o un dispositivo electrónico, el objetivo es asegurar que no se superan los límites de daño establecidos.
En un laboratorio de medidas dosimétricas con fuentes de neutrones o fotones es necesario dimensionar muros y techo para asegurar que las personas que trabajen o paseen en las cercanías no reciban una dosis superior a la tasa horaria permitida para el público en general, tasa bastante inferior a la dosis ambiental por radiación natural. En cuanto a los trabajadores del laboratorio hay que ser más cuidadoso por su mayor cercanía a la radiación y comprobar también las dosis a través de conductos de cables, de ventilación, de puertas no supere el límite profesional de dosis incluso en accidentes.
Como bienes valiosos el más claro es la vasija de presión de los reactores que por su peso y dimensiones se considera irremplazable. Hay que vigilar la potencia de la periferia del núcleo para garantizar que el reactor pueda operar hasta los 60 o incluso los 80 años a pesar del efecto de aumento de dureza y pérdida de tenacidad motivados por la irradiación. También los componentes internos, todos ellos de inoxidable, sufren efectos negativos por la irradiación neutrónica acumulada. En estos casos se trata sobre todo de calcular la fluencia neutrónica umbral que obliga a tomar otras acciones como inspección o sustitución preventiva.